Una manera de entender el desarrollo, que está muy generalizada en nuestro entorno, es comprenderlo como "progreso" o "crecimiento económico". Se trata del desarrollo de las cosas, de la infraestructura, del consumo... Sin embargo, no considero que tal sea la perspectiva más adecuada para entenderlo como derecho humano. Menos aún cuando se piensa de tamaño "mega". Pienso que el desarrollo, como derecho humano, tiene que ser abordado desde otras dimensiones y con otras finalidades: desarrollo local donde las personas puedan lograr satisfacer sus necesidades y en función de la felicidad, del amor, de la convivencia pacífica.